Mencía, un nuevo restaurante en la Alameda malagueña que quiere apuntar al cielo

Mencía es un nombre de mujer (con o sin tilde) de origen español que significa indulgente o compasiva, y también se refiere directamente a una variedad de uva tinta -preferentemente de El Bierzo leonés- que se utiliza en vinos sofisticados, suaves y sedosos. Ahora, igualmente, ofrece su denominación a un restaurante muy céntrico de Málaga que quizá cumpla con todas las acepciones anteriores. Aquí trabajan mujeres muy preparadas, los responsables son compasivos con los precios y la sofisticación suave de sus platos es una de las características de un establecimiento coqueto, diáfano y agradable que ha logrado formar un equipazo profesional. Como la seda, vamos. No digo yo que vaya a ganar la Champions este año, ¿pero quién puñetas creía desde el principio que la iba a levantar el Real Madrid?  

El jefe de cocina, Javier Céspedes (Málaga, 1992), tiene ya casi el currículum de Marcelo, después de estudiar en La Cónsula (promoción de 2014), trabajar en el Bon-Lio de Noruega (uno de los pocos big gourmand de ese país nórdico), en el Gaggan de Tailandia (dos estrellas Michelin y mejor restaurante de Asia en 2019) o en el reconocido Boho marbellí de Diego del Río. Y encima el tío ha tenido tiempo para sacarse un máster en el Basque Culinary Center. Junto a él, y a partir de las cinco de la tarde, siempre asoma la cabeza por aquí otro malagueño muy joven, Carlos Cabalcomba (1997), campeón provincial de coctelería y tercero de España en la cita de Navarra de 2019. Como el título de esa película de la que ahora no me acuerdo de nada. Vaya par de dos.

La carta del Mencía no es demasiado larga, algo que siempre me ha gustado para no perderme entre elecciones, dudas, explicaciones y hojas desesperantes (recuerdo una de 340 platos en el restaurante asiático de un conocido casino. Me fui corriendo como una liebre porque parecía que estaba leyendo un libraco infumable sobre la Historia de Roma). Aperitivos, inspiraciones (hay que echarle un ojo a esta sección), estrellas de Mencía (utilice el otro ojo), al fuego (platos de parrilla) y el capricho (postres). Algo más de una treintena de atractivas propuestas que son rematadas con una presentación dignísima y raciones generosas.

Particularmente me quedo con el brioche de pringá (con emulsión de yogurt y hierbabuena, 6 euros), unas estupendas croquetas de centolla (9 euros) y un ajoblanco tradicional con mojama y almendras tostadas (12 euros) para ir entrando en materia. Continúe con un falso arroz cremoso de tinta con bacalao (20 euros), la pluma ibérica de orza, puré de ajo asado y pimientos al pil-pil (20 euros) o el lomo alto argentino a la parrilla (27 euros). Y termine el fiestorro con un cremoso de caramelo (8 euros). Cuando acabe la digestión ya me cuenta cómo le ha ido. Si es que puede. Dirección. Mencía. Alameda Principal, número 11. Málaga. Teléfono: 951 947 359.

Javier Sánchez/13/junio/2022/

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