Wanna, el nuevo restaurante de Benalmádena que mejor ha entendido el concepto del brunch

Además de estudiante en Oxford, Guy Beringer era un golfo de mucho cuidado. Sus memorables juergas terminaban a últimas horas de la mañana y cuando volvía a casa se preparaba una mezcla de cosas propias del desayuno acompañadas de algo caliente y un par de cervezas para paliar el tablón de la noche anterior. A aquello le llamó brunch (conjunción de breakfast y lunch, desayuno y almuerzo en español) para cachondeo de sus amigotes y cabreo feroz de los profesores, mientras que su primer artículo periodístico se lo dedicó enteramente a su peculiar manera de comer al mediodía. Fue en 1896, hace ya más de 125 años, así que Beringer, aparte de ser un veleta perenne, fue igualmente un visionario que muchos años más tarde daría infinidad de ideas a restaurantes, hoteles y cruceros. 

Después de este rollo que les acabo de meter vamos directamente al lío, porque el flamante restaurante Wanna, de Arroyo de la Miel (Benalmádena), abierto en la primera semana de mayo, no solo ha hecho suya la iniciativa gamberra de aquel decimonónico alumno británico, sino que además presenta todo un alud de posibilidades para comer y beber desde el amanecer hasta que la madrugada ya ha caído a plomo. Desayunos livianos o más generosos, brunch desde las nueve a la una de la tarde, carta de almuerzo fresca y reconocible, platos atractivos y muy bien elaborados, frutas y postres, copas en una coqueta barra exterior, meriendas con tortitas, una decena de formas de presentar el café, cócteles, cenas y algunas copas más para rematar la faena. A ver si aguanta usted el tirón.

El americanizado término Wanna (quiero un..., en castellano) presenta con toda probabilidad el nombre más correcto que pueda encontrarse (lea lo que ya le he contado antes), pero es que igualmente la elegante decoración, el servicio rápido, las elaboraciones de presentación dignísima, un patio exterior vegetal y la simpatía, siempre contenida educadamente, de sus responsables invitan por inercia a sentarse aquí para disfrutar de un largo recorrido culinario y levantarse cuando a usted le dé la gana, haciendo eses o sobrio como un espartano abstemio. Pero ya aviso que el sitio puede resultar adictivo porque así lo han querido el veterano empresario hostelero Antonio López (Málaga, 1968), su hijo Álvaro López (Málaga, 1997) y el primo de éste, Dani Álvarez (Huelva, 1987), decididos desde el principio a montar este estupendo establecimiento, donde antes se ubicaba un buffet asiático, con la intención de reconvertirlo en una especie de jardín de sombras y luces bien adaptadas y una estética interior limpia e idónea para reuniones más discretas.

El chef Carlos Ruiz, que antes trabajó en los restaurantes Pachamama y Óleo, ambos de Málaga capital, ha sabido conjugar en este lugar una relación de platos mediterráneos con otros más étnicos para que el cliente no se pierda entre nombres imposibles y tenga la sensación de viajar de un lado a otro del mundo sin desorientarse a la altura del Perú. Muy destacables su brunch Wanna (tosta con aguacate, salmón ahumado o jamón serrano, tomate, rúcula, queso crema y huevo poché, café o té, zumo de naranja, tortitas y yogur griego con granadas y fruta, 13,95 euros), el desayuno inglés (9,95 euros) o la pastela marroquí de pollo con almendras (12 euros). Y óptimas las gyozas Wanna (12 euros), las croquetas de Cabrales o cecina (4 euros la media ración), los excelentes canelones de pera y gorgonzola (13 euros), el thai de pescado con gambones y leche de coco (15 euros), el confit de pato con piñones, ciruelas y arándanos (21 euros) o el brioche de pulled pork (13 euros). Termine con una muerte por chocolate o la carrot cake (4,5 euros), tómese una copita y váyase a dormir porque lo mismo acaba liándose la corbata a la altura de las orejas. Dirección. Avenida de la Constitución, número 57. Arroyo de la Miel (Benalmádena, Málaga). Teléfono: 951 309 427.

Javier Sánchez/16/mayo/2022




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