Tres estupendas osterias de Málaga para disfrutar con la familia sin probar la pizza


Osteria Angelino

Manolo Díaz Antonelli siempre tiene pintada una sonrisa en la cara, haya pandemia o vuelva la peste negra, pero esa es una de las claves del éxito de una osteria que asomó la cabeza por primera vez en Málaga en 2012, aunque en Roma ya ha cumplido los 120 años. Allí nació este hombre de primer apellido más español que un torrezno y madre transalpina que lleva la hostelería en la sangre, la simpatía en los gestos y el ingenio en una memoria inquieta que no para de darle vueltas a una carta que presenta modificaciones cada semana. La Osteria Angelino resulta absolutamente imprescindible para entender ese concepto de establecimiento itálico que puede asemejarse a una taberna de cocina tradicional con ciertos apuntes de innovación pero sin perder nunca de vista las recetas de la abuela (la mamma di la mamma, digo yo que se dirá así). En compañía de Daniele Orieti, este negocio ha ido ganando rápidamente adeptos fidelísimos en los últimos años, después de que los nacionales empezaran a descubrir una cocina universal que está exenta de la elaboración de pizzas pero que borda la pasta, las carnes y las salsas para combinarlas después con acierto inmejorable.



Es complicado sugerirles algún plato en especial porque aquí todo está bueno o buenísimo, pero me voy a arriesgar por lo que ya sé. El caramelle Angelino (8 euros), los rigatoni a la carbonara (11,5 euros), la amatraciana gourmet (16 euros), los spaghetti alle vongole (15 euros) la lasagna de rabo de toro (16 euros), el pollo al peperoni (16 euros), el solomillo dei cesari (19 euros) o la saltimbocca alla romana (14 euros) son siempre una estupenda recomendación, pero si todavía le cabe algo, haga hueco a su fenomenal rollé de cordero (22 euros). Una alegría para toda la familia, vamos. Dirección. Calle Pedro de Toledo, número 4 (centro histórico). Málaga. No cierra ningún día. Teléfono: 951 772 762.




Mura Mura

Otra osteria que viene pegando fuerte porque se mueve con dinamismo e inteligencia en el complicado ring hostelero malagueño. Cierto que la pandemia ha arreado bien en el último año y que este establecimiento se ha llevado más de un sopapo en el bajo vientre, pero ha vuelto a responder con agilidad en cuanto le han dejado saltar otra vez al cuadrilátero. El licenciado en Derecho Carmine Guarino (más Carmelo que Carmen porque hablo en masculino) ha abierto este local céntrico, chiquito y coqueto con la intención de presentar una cocina italiana drásticamente distinta porque él también lo es, pero sin necesidad de demostrar nada que no tenga que ver con la excelencia de la gastronomía de su país. Aquí no hay rarezas ni combinaciones imposibles, sino un listado pequeño de platos para elaborarlos después a lo grande con un férreo control. Creativo, imaginativo y con mucho carácter, Guarino  también es de los que reforman, idean y presentan propuestas estupendas de un día para otro porque acaso sea el chef italiano más inquieto de los que trabajan en la capital de la Costa del Sol, aunque huyendo siempre de la precipitación. Su estilo es honesto y reconocible, pero sus aportaciones personales son un grito a la originalidad que deberían escuchar con atención los clientes potenciales. 



Y ahora pongan la oreja y abran los ojos. Sabrosas e intensas la berenjena en vaso cottura (13 euros) y la mozzarella rimozzata rellena de anchoas, agua de tomate y polvo de aceituna (13 euros), e igualmente fenomenales la genovese en el tortellone (14 euros), la pappardele con boletus, crema de queso ahumado y tomate cherry (14 euros) o los spaghetti aglio nero olio peperoncino y esferas de anchoas (14 euros). Eso sí, excelentísimo el bacalao confitado en aceite a baja temperatura con salsa de tomate al sabor de aceituna verde, alcaparra y espuma de tomate (19 euros). Hala, ya lo saben. Dirección. Calle Duque de la Victoria, número 5. Málaga (centro histórico). Cierra el domingo. Teléfono: 602 524 103.




Osteria Radici

Una familia napolitana de película, con un padre, dos hijas y un novio que gesticulan, se enfadan, se ríen a mandíbula de caimán, se dan muchos besos y te despiden con cariño sincero aunque te hayan visto dos veces. Y lo mismo que en el cine, siempre rodeados de platos abundantes y con muy buena pinta colocados en mesas de mantel con cuadritos, salita con muchos trastos y terraza aireada. Francesco Vozza, Daniela y Roberta Vozza y Luigi Adolfini constituyen un grupo de auténticos currantes hosteleros que un día se enamoraron de Málaga e hicieron las maletas para llegar al sur de España en tropel. Como tiene que ser entre los latinos que se precien. Y tan enamorados están de esta tierra que nunca dudan en echar mano de la huerta de aquí para aderezar sus pastas artesanales elaboradas, una a una, en un sótano chiquitín que rebosa de humos aromáticos y coordinación paciente, sin prisas germánicas. La osteria Radici abrió sus puertas en 2017 en una calle del Malasaña malagueño, esa suerte de establecimientos alternativos situados entre la calle Beatas y sus adyacentes. También el aceite, las carnes y los pescados que utilizan a diario nacieron en esta provincia andaluza donde la clientela es tan agradecida como heterogénea, por lo que Radici aparece en este cúmulo caótico de restaurantes y bares como una bandera italiana grande y sugerente pero que ondea con humildad.  




La especialidad de esta casa es la pasta, aunque usted no puede dejar de probar la bruschette con parmigiano reggiano, rúcula, tomate cherry y aceite de oliva (6,5 euros) o el carpaccio de bacalao (10 euros) antes de entrar en faena. Estupendas la tagliatelle con setas, salciccia, trufa y nata (12 euros), los gnocchi al ragú de ternera (12 euros), los spaghetti alla chitarra con gambas, calabacín y tomate cherry (12,5 euros) o con cherry y burrata ahumada (13 euros) o los ravioli de ricotta y espinacas (12 euros).  Ahí les dejo una buena pista. Dirección. Calle Ramón Franquelo, número 2. Málaga (centro histórico). Cierra el martes. Teléfono: 685 602 382.

Javier Sánchez/16/marzo/2021




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