Latierra, el restaurante de cocina internacional que necesitaba Torremolinos







Torremolinos fue el motor del turismo de la Costa del Sol, pero en algún momento de los años noventa le fallaron las bujías. No logró retener su prestigio, decayó el perfil de sus turistas, se aglomeró el ladrillo de mala manera y el contagio de su ocaso se extendió por un casco viejo que presenta ahora pocas opciones de ocio y casi ninguna alegría culinaria. Por no decir ninguna de alta gama y buena cuna. 

Posiblemente fue el restaurante Med de Richard Alcayde el último de los buenos restaurantes del centro de este municipio, pero hace años que cerró sus puertas y abrió una ventana por la que los residentes saltaron de cabeza para encontrar en otras localidades lo que ellos buscaban. La buena noticia es que esa escasez gastronómica parece que ha empezado a resolverse. 
Latierra tiene la culpa. No la tierra en sí, con sus guerras, sus crisis, sus virus y las malas intenciones de muchos, sino el simple nombre de nuestro planeta colgado a la entrada de un establecimiento que tiene la saludable intención de recuperar lo que se perdió un mal día.
Este restaurante, efectivamente, es el reflejo de la ambición de Fran Ramos (Málaga, 1971), un hombre inquieto que no dudó mucho en cambiar sus oficios para dedicarse por entero a un negocio de vistas espectaculares que le enganchó nada más verlo. Un flechazo, vamos.
Lo inauguró finalmente en marzo de 2019, pero cuando empezaba a funcionar el boca a oído (el boca a boca es para los que están en el trance del ahogamiento) llegó la pandemia y, hala, otra vez a colocarse en la casilla de salida hace un par de meses. Sin embargo, la cosa funciona ahora mejor que nunca por varios motivos de mucho peso aunque parezcan livianos.
El primero de ellos es la magnífica ubicación del local, nada más arrancar el Bajondillo cuesta abajo -eso que te ahorras- y desde donde se divisa una postal del mar que merece sellarla en la retina. Los otros factores también son evidentes: una estética elegante de colores suaves que pretenden destacar los de la propia tierra en una barra de tonalidades relajantes y el agua inmensa que se observa desde arriba (verdes, celestes o turquesas) sin perder de vista la paleta de maderas interiores y cañizos de techo que emulan a los viejos chiringuitos. Y claro está, un servicio impecable y respetuoso y una carta tremendamente atractiva, sabrosa, equilibrada y bien presentada que juega a proponer un viaje distinto por las cocinas internacional y regional. 


El chef es un viejo amigo que ha trabajado en varios países y que recaló en la Costa del Sol hace años para regentar sus propios proyectos. Un nivelón el que mantiene desde hace tiempo José Miguel Sánchez Rebollo, curtido en mil batallas y que aún guerrea a diario con los fogones más complicados. Ya asombró en Madrid Fusión durante dos años consecutivos con otros tantos platos de su invención y ahora sigue inventando para los que se sienten a la mesa en este restaurante realmente ilusionante. Aquí tampoco hay un perfil transparente de la clientela porque Latierra atrae a extranjeros, nacionales y vecinos, un indicador que siempre hay que tener en cuenta. Incluso los foráneos que residen en Marbella o Torrox vienen expresamente a este lugar, lo que demuestra definitivamente que este sitio es muy distinto, quizá único en una zona demasiado homogénea que tiende a la decadencia. 

Recomendaciones

De las referencias dedicadas a la cocina internacional, el carpaccio de ternera con aceite de nueces, champiñones, copos de parmesano y apio (12 euros), los langostinos con aguacate y espuma de salsa roja al brandy (10,5 euros), el carré de cordero y su salsa de frutos rojos con gratén de patatas (24 euros) o el curry rojo al estilo thai de pollo a la leche de coco y arroz jazmín (15,5) son elecciones estupendas que pueden servir de agradable intuición antes de echarle un vistazo a la sección de platos dedicados a la cocina de Málaga. 


Fenomenales los crunchys de chorizo de Pizarra con hierbabuena y yogur griego agridulce (7,90 euros), el saquito de morcilla de Campanillas con taquitos de manzana y frutos secos sobre crema de alcachofa de Zafarraya (9,50 euros), la carrillada de ternera guisada con pasas de la Axarquía en reducción de cerveza Victoria negra (16 euros) o los raviolis rellenos de mero con terciopelo de bogavante al estilo Carihuela (14 euros).
Sin duda alguna, un establecimiento imprescindible para confirmar que Torremolinos sí tiene la intención de transformar con honestidad y buenos precios unos hábitos convencionales que les han salido muy caros. 

Restaurante Latierra
Calle Cuesta del Tajo, número 10 (junto a la torre Pimentel; zona Bajondillo).
29620 Torremolinos (Málaga).
Teléfono: 951 634 052
Móvil: 600 76 46 52.

Comentarios