Jesús Sánchez se tira a la piscina y abre en Torremolinos su segundo restaurante Asako


A este hombre no lo detiene ni la Guardia Civil. Viajero de toda la vida, inquieto, serio en su profesión pero afable en el trato y muy lanzado para todo, incluso ejerció de chófer de la embajada de Nigeria en Estocolmo (Suecia), de trabajador multifuncional en Alemania y de residente a ratos en el sudeste asiático, donde le entró por el aparato digestivo la idea de combinar lo que se comía allí con lo que él consumía habitualmente a orillas del Mediterráneo. 

Hijo del fundador del legendario bar La Alegría, Pedro Sánchez (cuidado, nada que ver con el presidente del Gobierno, no le vayan a hacer una cacerolada), en el año 2007 se tiró de cabeza a otra aventura y abrió el restaurante Asako, «un establecimiento donde se mezclan los productos orientales con un toque mediterráneo o los productos del Mediterráneo con un toque oriental», dice. Y entre toque y toque también tocó en el grupo musical Los Raperos del Sur, lo que le ayudó finalmente a componer una original y sabrosa melodía gastronómica en el mismo centro de Málaga. 


Cuando Jesús Sánchez (Málaga, 1961) inauguró ese restaurante solo existía en la capital de la Costa del Sol otro negocio de cocina japonesa (Zenart), pero él no quiso seguir la estela estrictamente nipona de aquel negocio y optó por la fusión hispanoasiática, igualito que esos hijos de Julio Iglesias e Isabel Preysler que no han dado malos resultados (de los otros cien que se le atribuyen al cantante yo no sé nada).
Tampoco a él le fue mal, todo lo contrario. Asako fue durante casi una década la referencia asiática de la urbe, y no digo ninguna tontería si afirmo que media Málaga ha almorzado o cenado allí en alguna ocasión. Ahora que triunfa lo japonés más purista, Sánchez no ha alterado su filosofía culinaria de fusión, pero sí sus responsabilidades: Acaba de abrir en el entramado urbano de Torremolinos su segundo restaurante Asako, lo que también le convierte en estos tiempos de apuros y precaución en un auténtico Superlópez de la hostelería provincial. 

En compañía de sus dos socios de siempre, José Manuel Naranjo y Joaquín Albarracín, para resolver la gestión de este nuevo restaurante ha configurado finalmente un quinteto con la incorporación a la sociedad de Guillermo Moreno y Antxón Aguirre (miembro de la veterana familia que ha regentado durante décadas el hotel Alay de Benalmádena), lo que impone al negocio varias perspectivas distintas que han empezado a funcionar con acierto. 
Jesús Sánchez también es consciente de la complicada situación actual y de los altibajos que se avecinan, aunque ese desconcierto lo ha transformado en concierto, porque el segundo Asako también organiza jornadas de música en directo. «Veremos lo que pasa, pero el concepto de este segundo restaurante no lo voy a cambiar según nos vayan prohibiendo más cosas», añade. 



Recomendaciones

La carta de este Asako de Torremolinos es muy similar a la del primero, pero los dos chefs que trabajan aquí disfrutan de plena libertad en la composición de los platos con la saludable intención de evitar que esta flamante cocina haga las veces de franquiciado del establecimiento original. 
Estupendas las gyozas crujientes de langostinos y boletus con mayonesa de kimchi (11 euros), el tartar de atún picante con mayonesa de kimuchi (17 euros), el salteado de fideos tostados al tentsuyu con gambones y alioli de pera (13 euros), la ensalada de pollo cajún, brotes tiernos, vinagreta de anchoas y crujiente de tempura (10,5 euros), los dim sums de pato con salsa de mango y chile (11,5 euros), el wok de langostinos con verduras, tallarines indonesios y salsa 13 aniversario (11 euros), el solomillo de buey a la parrilla, setas escabechadas al mirin, salsa yakiniku y chutney de mandarina (21,5 euros), los sashimis (7 piezas de pescado cortado al estilo japonés, de 14 a 17,2  euros) o las tres generosas bandejas de sushi y sashimi (geisha, asako o kamikaze, de 17,90 a 30 euros). Y para terminar, el esponjoso mochi de tarta de queso con tierra de galleta (6,80 euros). Una delicia.
Hala, ya no les cuento nada más, salvo que la experiencia merece muchísimo la pena por los sabores, las combinaciones, las texturas y la cartera. 

Asako bistro
Calle Danza Invisible, número 8 (esquina con calle Casablanca).
29620 Torremolinos (Málaga).
Teléfono: 952 38 93 07.
Cierra los martes. En verano, abierto solo a partir de las ocho de la tarde, salvo los fines de semana que abre a mediodía y por la noche. 


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