El Almacén del Indiano entra en su décimo aniversario con una lista de productos únicos



A cualquiera de esos majaderos que ahora derriban estatuas sin ton ni son se le pondrían los pelos de punta nada más leer el cartel que anuncia este establecimiento, pero habría que advertirles que los indianos solo eran los españoles que hacían las Américas en el siglo XIX y volvían ricos. Imagino que los que regresaban igual de pobres solo harían el indio.

El Almacén del Indiano, una de las abacerías más simbólicas de la Costa del Sol, acaba de entrar en la recta final para la celebración de su décimo aniversario, algo muy meritorio en una ciudad que ha acumulado en la última década un número ingente de restaurantes y locales gastronómicos de todo tipo y cuyos vecinos incluso desconocen en muchos casos qué puñetas es una abacería. 

Ese nombre solo se refiere a aquellos antiguos negocios que suministraban de alimentos y bebidas a los parroquianos y que en algunos casos también disponían de una barra humilde para que el cliente no solo tuviera la oportunidad de llevarse el producto a casa, sino también de probarlo allí mismo con un vaso de vino o de aguardiente. 

Eso es, precisamente, El Almacén del Indiano, pero con una estética colorista muy agradable, un espacio alegre donde la gente se reúne para festejar cualquier cosa y un mobiliario magníficamente abastecido que, sin embargo, no le hacen perder el origen de su propio nombre. Cartelería colonial, cajas bellísimas de latón, jamones magníficos, estantes de quesos, aceites, encurtidos, enlatados gourmet, chocolates, botes de cristal cargados de sabores y esencias, embutidos o vinos, dos barras para expender o servir, unos toneles situados estratégicamente fuera y dentro del local que sirven de mesas a una clientela fidelísima de nacionales o extranjeros e incluso un cortador experimentado de ibéricos.



Abierto en la primavera de 2011 por Mané Caballero (Guarromán, Jaén, 1978), este hombre quiso así enlazar en un único negocio sus dos grandes pasiones: comer y viajar. Y para conseguirlo año tras año, sin parar, Mané recorre diversos puntos de España en busca de pequeños productores que elaboren auténticas exquisiteces. De sus últimos periplos se ha traído excelentes quesos castellanos, chorizos zamoranos, moluscos gallegos enlatados y algún que otro embutido catalán que te vuelven los ojos del revés. 

«Hay magníficos productores por ahí que merecen cien premios pero que, por el contrario, son muy desconocidos en el mercado español y acaban exportándolo casi todo al extranjero con enorme éxito; yo solo quiero que la gente los descubra y que valore lo que hacemos en este gran país», dice Mané. Un patriota culinario.

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Además de impulsar poquito a poco el formato del take away y de renovar la tienda on line (qué le vamos a hacer, dos anglicismos que se han impuesto a las bravas en nuestra lengua materna), Mané Caballero se ha surtido de nuevos productos para conmemorar la proximidad de sus primeros diez años de existencia y que nadie encontrará en Málaga capital. Y si los encuentra es que usted es el mismísimo Batman. 

Excelentes los chicharrones de Cádiz con sal y limón (4 euros los 150 gramos), la morcilla ibérica chorizada (4 euros los 250 gramos), la mojama extra de Barbate (50 euros el kilo), los mejillones gallegos gigantes (de 7 a 9 piezas, 6,5 euros), el atún en manteca ibérica de Cádiz (bote de cristal, 7,95 euros), el lomo de orza de Jaén (7 euros los 250 gramos) o el salchichón Sendra de Vic (Barcelona), considerado el mejor del mundo y que aquí cuesta 70 euros el kilo, o 14 euros los 200 gramos, cuidado, porque no debería olvidar que todo se sirve en producto completo o en las porciones que a usted le apetezcan. 

Se lo voy a decir una sola vez. Con una cervecita fría y un par de platos para compartir cualquier hijo de vecino olvidará en un pispás que ha estado encerrado dos meses enteritos. 


El Almacén del Indiano
C/ Cisneros, número 7 (en la zona centro).
Málaga.
Teléfono: 952 21 93 19.
Cierra los sábados por la tarde y domingos. 


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