Los Krauel recuperan la antigua tradición vinícola de la familia



Pocos malagueños hay que no conozcan a algún Krauel, y menos aún los que nunca hayan escuchado ese apellido. Son muchos, muchísimos miembros, dispersos especialmente por toda la provincia de Málaga, aunque otros residen en distintas urbes españolas y, por supuesto, en Alemania, de donde surgió la primera saga de la que se tenga constancia, nada menos que en el siglo XVI en la ciudad norteña de Rostock. Dedicados desde entonces a la comercialización de vinos y cervezas en el país teutón, el primer Krauel que aterrizó en Málaga -aunque imaginamos que llegaría a caballo- lo haría a finales del siglo XVIII, atraído por un clima benigno y la noticia de que en esa zona del sur peninsular se cultivaban excelentes uvas y elaboraban vinos excepcionales de gran proyección internacional.

Carlos Joaquín Enrique Krauel Petersen (Karl Joachim etcétera etcétera, en alemán) fue así el primero en instalarse en la actual capital de la Costa del Sol en 1793 y, después de analizar el terreno y estudiar las posibilidades de negocio, abrió en 1803 la primera empresa de distribución vinícola: Krauel y Compañía.
Solo si analizamos la tendencia común de los primeros sucesores de aquel Krauel a formar familias prolíficas, podríamos entender la expansión de esa familia original por toda Málaga, emparentándose en casi todos los casos con la aristocracia y el empresariado más activo y exitoso de la zona.
Las bodegas originales, que con los años también se llegarían a denominar Krauel Hermanos, funcionaban como un tiro, atendiendo a la enorme demanda de vinos dulces (especialmente moscateles y pedro ximén) que reclamaban tanto el consumidor nacional como el foráneo, mientras que los Krauel perfilaban otros proyectos vitivinícolas más ambiciosos.



Y fue en 1870 cuando llegó el cambio, con Carlos Krauel Marra a la cabeza de esta iniciativa. Ese año fundó las bodegas Carlos J. Krauel -ubicadas en la ya desaparecida calle Esquilache- que, además de negociar con los productores de vinos, también los criaba, elaboraba y exportaba a casi a una veintena de países. Pronto empezó a recopilar premios y galardones españoles e internacionales, pero también muy pronto arreciaron los problemas: la filoxera, la crisis profunda de inicios del siglo XX, la Primera Guerra Mundial y finalmente la Guerra Civil española, que agudizó la problemática financiera.
Los hermanos Carlos y Juan Krauel Gross fueron los últimos que encabezaron la etapa final de la bodega, que en los años setenta ya se situaba en el barrio de El Perchel y que los planes urbanísticos y la piqueta acabaron por demoler.


Justamente aquí empieza la historia que encabeza este texto cargado de melancolía y mucha constancia. Nieto de Juan Krauel Gross y años después del cierre de las bodegas, el abogado Javier Krauel se ha liado la manta a la cabeza después de recuperar un viejo recetario de 1892. Entusiasmado, Javier comenzó hace apenas tres años a producir un vermut óptimo (Vermut Krauel, uno de los mejores que he probado nunca) a partir del viejo proceso que incluye una base de vinos malagueños de estupenda calidad y unas esencias botánicas que llegan expresamente de Turín (Italia), y hace apenas un año sacó al mercado el PX Krauel, otra referencia que no deja indiferente a nadie por la equilibrada intensidad de su aroma, gusto y postgusto, tremendamente agradables. Ahí no acaba la cosa. En pocos meses empezará a comercializar un blanco joven seco elaborado a partir de uvas moscatel seleccionadas y que se procesará en una bodega situada al oeste de la provincia.
Javier Krauel elabora y embotella su vermut en las bodegas que dirige Cayetano Garijo (responsable actual de la legendaria Casa de Guardia) por otra de esas cosillas del azar que lo mismo dan un giro que hacen un círculo. 



El abuelo de Garijo fue encarcelado por el régimen franquista en los años cuarenta del siglo pasado al considerarlo un masón de los gordos. Pero una vez liberado, Carlos y Juan Krauel Gross (abuelo de Javier) le ayudaron a remontar su propio negocio vitivícola. Los nietos de ambos se han unido ahora para hacer vinos que, lejos de merecer un juicio sumarísimo, alientan a perder el juicio de la mejor manera posible.

Para mas información y contacto: www.krauel.es
Teléfono: 952 60 60 21/656 60 57 35
bodega@krauel.es

Comentarios