El misionero que también cocina como un bendito





Cristiano mucho antes de que al futbolista Ronaldo le pusieran el primer nombre, Antonio Jesús Fuentes (Málaga, 1968) no ha sido cocinero antes que fraile, pero casi. Miembro del Movimiento de Acción Cristiana (MAC), este hombre cumple con las siglas al pie de la letra, porque es católico, activo y siempre está en movimiento. Tanto que el Obispado de Málaga creyó hace 25 años que no solo era necesario en las misiones, sino que además podría cocinar su futuro a fuego lento pero sin pausa. Y Antonio Jesús captó la idea.
Después de pasar los primeros días en una Venezuela que estaba entonces en mucha mejor situación que ahora pero que siempre ha tenido un porrón de desheredados, este delineante de carrera decidió que no solo les iba a ofrecer el porrón, sino también el acompañamiento. Y empezó a cocinar como un loco porque estaba muy cuerdo en un país necesitado. 

De izda. a dcha., Antonio Jesús, Cristina Camacho y Antonio Amador Camacho, propietario del local. 

Leyó decenas de libros de cocina, se empapó de cientos de recetas, hizo sus pinitos en la combinación de ingredientes y resultó que, un buen día, un alto cargo de la iglesia en Suramérica se saltó el verbo pausado y quiso ser más explícito: «Como dicen ustedes en España, tú cocinas de puta madre, Antoñito», le dijo. Pues sí, debía ser muy bueno en los fogones terrenales para escuchar un sermón tan poco celestial.
Este delineante y técnico superior en proyectos de construcción regresó a su ciudad natal en 1998, donde descubrió que lo mejor que se le daba es la cocina regional y el cuchareo, que ciertamente lo borda a cuchillo. Cocinero durante muchos años en el muy popular Bar Flor, de la Malagueta, Antonio parece no haber olvidado su oficio de expedicionario y ha recorrido después varios establecimientos de la Costa del Sol con la intención de reconfortar estómagos vacíos y escuchar con envidiable estoicismo miles de problemas. «La gente cree que he sido cura y se confiesa conmigo», señala divertido. 
Hace solo unos meses volvió a ponerle el oído a un viejo amigo de la hostelería que pretendía abrir un bar restaurante en la zona de El Atabal, también en Málaga, y no quiso defraudar ni la confianza ni las expectativas que había depositado en él Antonio Amador Camacho, su actual jefe. Los dos son muy buenos en lo suyo, así que el Nuevo Atabal de Antonio -que así se llama el negocio- empieza a despegar con mucha intensidad. 


El bocadillo Atabal se ha convertido en el más popular de esa barriada. 
Se venden a cientos cada día. 


Aquí se sirven más de 30 bocadillos distintos (entre 1 y 2 euros), una quincena de platos combinados con postre (todo a 6,5 euros) que llevan el nombre de otros tantos barrios de Málaga, un menú de 8 euros con bebida y postre (espectaculares las albóndigas en salsa de almendras, los mejillones picantitos, los choricitos al vino, el cazón y los potajes del día) y otros bocatas premium, enormes y tremendamente jugosos, que ya se han hecho famosos en todo el barrio: casi doscientos se habían servido cuando yo llegué a primeras horas de la tarde. El más demandado, el denominado 'Atabal (3,5 euros), de jamón al horno hecho en casa, tortilla, alioli y pan crujiente del tamaño de un zapato del 45. Literal.
Es muy probable que este bar restaurante también haya caído en el vecindario como una bendición.

Nuevo Atabal de Antonio

Barriada El Atabal (Málaga).
Teléfono: 642 785 716.

Comentarios