La Viña de Ale
Avenida Salvador Allende, número 42.
29620 Torremolinos ( Málaga).
Teléfono: 952 376 341
Si usted recorre la avenida Salvador Allende de Torremolinos (la del hotel Pez Espada de toda la vida), observará un hecho sorprendente. Incluso en un mal día de lluvia de mediados de semana. La calle está vacía y solo faltan los ladridos solitarios de un perro y esos arbustos redondos dando vueltas de un lado a otro para asemejarse a un pueblo abandonado del Oeste americano más profundo.
Un minuto después, cuando usted se adentre por esa calle, llegará la gran sorpresa. Bullicio en las mesas, risas, gente esperando turno y un frenético vaivén de camareros. Hágame caso y párese ahí porque ha llegado a La Viña de Ale.
Esta vinoteca, abierta por Ale Ortiz y Miguel Tomás en 2002, parece que lo tiene todo para triunfar en una zona recargada de restaurantes étnicos y guiris cerveceros que echan el día entre jarra y jarrrón. Un local que rompe la triste soledad de no saber adónde ir y que aparece, como extraído de la nada, para confirmar que sí tienes un estupendo sitio donde refugiarte de las penas y celebrar las alegrías.
Pequeñito y acogedor, de maderas intimistas y luces agradables, La Viña de Ale lleva así de divertida nada menos que 17 años y todo apunta a que continuará igual dentro de muchos años. Y yo que me alegro mucho, porque su existencia es tan necesaria en esa calle como darle de beber a un caballo después de arrearle 200 kilómetros a toda pastilla.
Pero qué tiene La Viña de Ale para haber destrozado cualquier competencia? Pues se lo cuento: cientos de referencias de vinos, una gastronomía reconocible y honesta que se limita a recuperar grandes sabores, mucha profesionalidad hostelera y la simpatía, siempre discreta pero evidente, de todos los que trabajan allí. Un oasis en el desierto, vamos.Y además hace muy poquito abrió un reservado (que lleva el nombre de El Camarote) para un aforo de 20 personas que, cómo no, se ha convertido ya en el más
deseado de Torremolinos. Lo prometo.
La carta es idéntica para todo el establecimiento, y además tan popular que los huevos rotos con jamón, pimiento y patatas fritas (17,50 euros la ración grande, que aquí son enormes) o la sartená campera con patatas confitadas, pimientos, cebolla, queso, jamón y huevos (8,50 euros) son dos de los platos estrella. Tampoco tienen desperdicio las virutas de solomillo a la crema de alcaparras (14,60 euros), las croquetas caseras de jamón de bellota (8,75 euros), el solomillo de cerdo con huevos de codorniz (18,90 euros), la ensalada de bacon y pollo con queso de cabra, tomate, pipas, manzana, vinagreta de miel y mostaza (15,60 euros) o el Pan Bao de pato, cebolla, menta, pepino y salsa hoisir (8,20 euros).
Magnífico lugar para contagiarse de la algarabía sana de los buenos aficionados a la cocina. Por eso está lleno.
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