El chef Henry Wong abre en la plaza de La Merced su templo de cocina criolla peruana

Este hombre seguramente ha subido al Machu Picchu 73 veces seguidas con un cigarrito en la boca. Porque lo que ha hecho el cocinero peruano Henry Wong es una auténtica machada que pocos se atreverían a protagonizar en estos tiempos tan puñeteros. Abrió su primera Barra Inka hace apenas un año, cuando los españoles todavía presentaban las secuelas del confinamiento, y ahora acaba de inaugurar su segundo establecimiento -de nombre idéntico- cuando los españoles todavía intentamos sortear la sexta ola del virus sin saber surfear.

Wong, de origen chino, limeño de nacimiento y curtido profesionalmente en Venezuela -un país que también para muchos españoles tiene más peligro que la Covid y el ébola juntos-, debe ser el Stallone de la gastronomía malagueña. Seguro de sí mismo, este chef multifuncional entra a matar metódicamente, con la estrategia bien analizada y una cinta en la cabeza para meterse en los fogones, Como Rambo pero sin doblar la dentadura. No obstante, La Barra Inka inicial centra su oferta en la cocina nikkei (de fusión peruana y japonesa), mientras que esta segunda apertura en pleno centro de la capital de la Costa del Sol, en una esquina de la populosa plaza de La Merced, basa su valiente particularidad en el tratamiento natural de la cocina criolla de su país de origen. Y les aseguro que lo hace muy bien.

Poco se sabe de lo que jalan los peruanos en sus comedores tradicionales, pero para eso ha venido Wong a Málaga. En esta segunda Barra Inka se estructura una carta limpia, honesta, directa y sin ninguna intención de mezclar a la fuerza lo puramente nativo con otras corrientes culinarias de geografía dispar. Aquí comerá lo mismo que come un peruano de gorro orejero, flautón y una llama peluda como mascota. Patriotismo noble el de Henry Wong en su intento por popularizar las propias raíces comestibles de una nación que ahora sitúa su gastronomía entre las mejores del mundo.

No estaría mal que usted se deje aconsejar en la elección de platos para no despistarse en el vasto mundo del Perú indigenista, pero yo le voy a dar algunas pistas. Estupendas las papas a la huancaína (6,5 euros), los ebi furai (langostinos rebozados al panko con salsa de maracuyá y ají amarillo, 7 euros), el anticucho (brochetas de corazón de ternera al ají panko, 8 euros dos unidades), el ají de gallina (13 euros), las causas acevichadas, de pollo, atún o pulpo acompañadas de puré de patatas con ají amarillo y lima (entre 7 y 15 euros) o los tiraditos de pescado o pulpo cortados finamente con salsa secreta y aguacate (entre 13 y 15 euros). Y aprovecho para contarles que ahora mismo me estoy zampando toda esa lista. Dirección. Plaza de María Guerrero, número 5 (en la esquina entre calle Alcazabilla y la plaza de La Merced). Teléfono: 603 426 023. Abierto todos los días.

Javier Sánchez/30/diciembre/2021


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