Ocampo, un jefe muy alto, una dueña más bajita y una cocina argentina grande

Siempre es mucho mas fácil que usted se convierta en un buscavidas con mucha labia siendo argentino que húngaro, pero en este caso podemos hablar de bastantes más cosas. Buscavidas lo son, de eso no hay duda, porque el matrimonio formado por Pablo Serrano (Buenos Aires, 1964) y Mariela Di Coco llegó a España hace solo tres años y apenas seis meses después, en febrero de 2019, ya había abierto un restaurante que hoy tiene el enorme mérito de ser el más demandado en su especialidad del núcleo urbano de Arroyo de la Miel (Benalmádena, Málaga). Pero lo de la labia es más complejo.

Cierto es también que la tienen, que la utilizan con una pizca de sorna y buena dosis de amabilidad, que hablan con todos los clientes con interés y simpatía, pero su verborrea es justa, discreta, sin darte nunca un memorable dolor de cabeza con la saludable intención de preocuparse por los gustos de los comensales (la comunidad argentina residente en el pueblo encuentra aquí su punto idóneo de reunión), e incluso de captar otras ideas atendiendo a los conocimientos de vecinos, compatriotas y foráneos. Básicamente las novedades, los platos clásicos y la originalidad de los cambios responden a esa metodología honesta que supone siempre la elección de los mejores productos de temporada pero, eso sí, sin modificar jamás su larga lista de carnes argentinas puras, no como esos establecimientos que te venden terneras muy japonesas que mugen con acento de Ciudad Real. 

Serrano -un tipo que alcanza los 190 centímetros de altura- y Di Coco, más bajita ella, dirigen el restaurante Ocampo con sacrificio, tenacidad, un servicio notable y un gusto singular y atractivo que se transparenta en la elección de una estética a mitad de camino entre el folk regional de su país en su agradable terraza arbolada y el pop universal del espacio interior, acondicionado en ladrillo visto y maderas y con música calmada que surge de un enorme televisor que invita a una comida con movimiento instintivo del pie y a tomarse más tarde un par copas al compás del tarareo.

La carta es tradicional, amplia, con algún apunte italiano -el apellido Di Coco no es precisamente de Melilla- y absolutamente ideal para familias, parejas, amigos o grupos nutridos (la última vez que fui casi una veintena de personas hacía el tuno en una misma mesa) porque los precios están contenidos y las raciones son abundantes. Arranque con una degustación de seis empanadas (10,5 euros), una provoleta argentina (6,5 euros) o un pastel de papas (9 euros) y métase de inmediato en el fregado de las carnes, entre ellas el bife de chorizo de 300 gramos a la parrilla (18,5 euros), la entraña (16 euros) o la excelente parrillada Ocampo con dos guarniciones (33 euros). Estupendas, y enormes igualmente, algunas milanesas argentinas como la de queso azul (mozzarella, queso azul, nueces y cebollino, 15 euros) o la de la casa (tomate, jamón, mozzarella, pimientos asados, aceitunas y huevo frito, 17 euros). Y de postre, una bandeja del tamaño de un motor Diesel para que usted escoja entre sus óptimas tartas (4 euros la porción). Una cabezada a tiempo y como nuevo. Dirección. Calle Lanzarote, número 1 (centro). Arroyo de la Miel (Benalmádena), Málaga. Teléfono: 952 635 274. Cierra los jueves. 

Javier Sánchez/11/julio/2021

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